
Loriga, tan admirado por C.C., dejó el pasado viernes una perlita en la entrevista que le hizo para El País Agustín Díaz Yanes que merece una entrada. El contexto es más el de una charla entre colegas que se dan coba mutuamente -recordar que Díaz Yanes fue uno de los invitados en el Carta Blanca de Loriga, junto a Vila-Matas, su ex Rosenvinge y Marlango, agárrate al asiento y ni respires durante dos horas y media- y exhiben sin abstenerse de excesos su fetichismo cool, repasando sus referencias e idolatrías respectivas, hasta que, en un momento de suspensión de la fuerza de atracción gravitatoria de la medianía del mundo, Ray suelta: "Desde luego, yo sin Bresson y Dreyer no salgo de casa." Un crack. Me recuerda a un amigo de nuestro becado CEAL favorito...(Para los que no lo sepan: un chaval que, en un acto de infinita generosidad, no me negaba el derecho a seguir respirando a pesar de que me parecieran un coñazo determinados libros y películas)
En unos días veremos si tan ilustre y permanente compañía sirve de algo en Teresa, el Cuerpo de Cristo.
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