
En un alarde de originalidad des/idea se suma a los homenajes a García Márquez y a la celebración de una obra decisiva para esa consecuencia de la revolución económica, social y cultural de la contemporaneidad que fueron la extensión de la alfabetización, la prolongación de la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo, la reducción de la jornada laboral y la mejora del nivel de vida -algunos de estos fenómenos ante una amenazante posibilidad de regresión en la actualidad-: el ocio susceptible de emplearse en lecturas para solaz de los motivados.
Yo llegué tarde al de Aracataca, pasada la veintena, y reconozco que a cada nuevo libro que concluía seguía, tras quedar aturdido momentaneamente, un periodo de duelo intenso. Más de una vez, con Cien años de soledad, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada o El amor en los tiempos del cólera, el desconcierto se transformaba en un noqueo en toda regla, como si me hubieran pateado el alma con ensañamiento la plantilla al completo de la selección neozelandesa de rugby.
El hermoso artículo de Manuel Rodriguez Rivero en el ABC cumple con toda seguridad mucho mejor el objetivo de esta entrada que mis desordenadas impresiones.
Felicidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario