2.3.07

Las Musas Jubiladas


En una de las mejores series televisivas que tienen presencia actual en nuestras pantallas, Me llamo Earl, el protagonista, un simpático ejemplar white trash interpretado por Jason Lee, encuentra una explicación de los tortuosos derroteros de su vida en el karma y con la oriental referencia filosófica emprende la hilarante tarea de reparar todos los males que ha cometido.


En el redil occidental tenemos a Némesis, la diosa griega de la retribución, que castiga a los que como Ícaro pretenden, víctimas de la arrogancia desmedida, penetrar el coto de los moradores del Olimpo: sus acciones son correspondidas por ella, fria ejecutora.


El cortijo mediterráneo también parió una forma de devolución retardada: el pecado, cuyas cuentas se saldan en el más allá.


Esto me tendría que haber hecho desistir de tomar a la ligera ciertas decisiones. Pero la precipitación y la imprudencia se avienen mejor a mi forma de conducirme que la reflexión atenta acerca de las advertencias que las diversas tradiciones culturales han ido decantando en su devenir histórico.


Cuando el siglo XXI apenas balbuceaba y Raúl González era futbolista, J., N. y yo fuimos al Alcalá Norte, donde por entonces trabajaba O., para ver alguna película en el Cinebox. La cartelera era desoladora, pero no íbamos a irnos con la sensación de haber hecho el viaje en balde y decidimos ver lo que fuera. Lo que fuera ofrecía dos posibilidades: 102 Dálmatas y Límite vertical. No sé que demonio de medicación contra el olor de pies estaría tomando por entonces, pero el caso es que no sólo me decanté por la primera, sino que hice presión para que adoptáramos todos la decisión de ir a verla, un acto ritual emparentado con el suicidio colectivo. Finalmente entramos a ver chuchos. Una parte de nosotros no volvió a salir nunca de la oscuridad de esa sala...


En enero del pasado año N. nos propuso ir al Reina Sofía. Ahí, diversificando. Todo apuntaba a una relajada visita al museo de arte moderno más importante de España...hasta que el karma, Némesis y San Toribio de Mogrovejo salieron a nuestro encuentro armados hasta los dientes con un arsenal de estentóreos cataclismos culturales de aberrantes caraterísticas y descomunales dimensiones, en dos tandas: primero con la descacharrante exposición sobre los orígenes de las prácticas conceptuales en España titulada "El arte sucede", que bien pudiera llamarse Como decir que una caja de lápices Alpino enmarcada es algo más que una caja de lápices Alpino enmarcada o Si cambias el lavabo no lo tires, llévalo a una exposición; y en segundo lugar con la panorámica de la obra de Pablo Palazuelo, a quien he recurrido para encabezar la entrada y de quien no se puede decir que no sea fiel a sí mismo, pues todo lo que haces es básicamente...igual -de chorra-.


Tomo nota de Earl, por la cuenta que me tiene.

5 comentarios:

iñaki dijo...

vaya, vaya, como nos la gastamos con el arte moderno(o como el arte modernos se las gasta, no sé bien)

Anónimo dijo...

Que bueno fue lo de los periodistas de telecinco(creo) que le pidieron a unos niños que aplastaran con sus manos pinturas en un lienzo. Colgaron la obra en "arco" y pidieron opinión a expertos, que hablaban del erotismo de la obra y de su fuerza, mientras la periodista, contenía una carcajada en sus narices.

Anónimo dijo...

"Está usted demasidao cerca" o "El hierro te habla,grrr" son grandes momentos del Reina Sofia (me encanto "Taco de papeles firmados en el dorso", el nombre lo decía todo)

Cereas dijo...

Muy interesante y muy recordatorio. Oh Karma que estas en los cielos.... :D.

R. dijo...

El Arte Moderno, ese gran...inexistente...