17.3.07

Apedreando el propio tejado

Si hay algo que me irrita del Partido Socialista es una especie de pacatería ideológica y de mojigatería gestual que excede la manga ancha de la socialdemocracia europea. Reconozco que el avance en derechos sociales y libertades civiles promovido por el Gobierno actual es grande y vaya por delante mi aplauso en ese sentido, sin llegar al optimismo manifestado por Peces Barba recientemente (Reflexiones sobre la coyuntura política, El País, 14/3/07). Pero el freno de mano con el que se mueve a veces me saca de quicio, pese a que entiendo las razones tácticas. Tal vez sea la impericia de quien da por sentado su carácter de elemento marginal y se puede permitir moverse más en la ética de la convicción que en la de la renuncia, perdón, de la responsabilidad.
Por ejemplo, leo que los socialistas navarros han hecho una declaración solemne en la que se comprometen a no promover ni apoyar ningún tipo de iniciativa en aras a la integración de la comunidad foral en la autonomía vasca. No voy a entrar en las "propuestas" de Otegui porque no me merece más respeto ni credibilidad que la de un enano político y moral que va de estadista y no es otra cosa que un facineroso subalterno, hasta que haga algo que demuestre otra cosa. Tampoco voy a valorar el comportamiento de PP, en este caso con UPN: los doy por perdidos de los dominios de la racionalidad. Me ciño a los socialistas, y pregunto: ¿a qué viene el paripé de ponernos por testigos de que se comprometen a no instar ni apoyar una posibilidad contemplada constitucionalmente? Que no estoy diciendo que esté a favor de lo contrario, sino que no cabo de explicarme a ton de qué la parafernalia. ¿Que no lo tienen pensado hacer? Pues estupendo, ni siquiera hace falta decirlo, con excluirlo de las propuestas programáticas para la campaña y la ulterior legislatura vale y sobra. ¿O acaso hicieron proclamas para dejar claro que, por ejemplo, el artículo 47 -"todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoveran las condiciones necesarias...para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación"-, el 129.2 -"los poderes públicos...establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción"- o el 35.1 -"todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo"- de la Constitución, entre otros, iban a ser no tenidos en cuenta más que ocasionalmente de manera retórica? No, no las hicieron, ni los socialistas ni nadie. Aceptamos que los derechos económicos y sociales no están superprotegidos como los individuales o los colectivos -que son derechos individuales cuya plasmación es colectiva-, y aunque algunos de ellos si se han convertido en prestaciones obligatorias del Estado que han ido formando el estado del bienestar (educación, sanidad, pensiones, ahora atención a las personas dependientes), los demás son la expresión de una "vocación" del Estado, pero ni están garantizados ni son exigibles. Papel mojado. Y no hizo falta que nadie certificara solemnemente esta situación.

Pues bien, ahora los socialistas se intimidan ante la sarta de estupideces de una derecha que está instalada en la cima del monte más alto visto por estos pagos en mucho tiempo y montan el numerito para que quede claro que harán todo lo posible para que el delirio pepero parezca, aunque sea remotamente, un argumento. Esta moda de achantarse bajo el amago de bramido del más burro de la clase es lo más inaudito que he contemplado en mucho tiempo. Mientras los nuevos Calomarde y Zumalacárregui pasean por Pamplona su revisitada proclama carlista, del Dios y Leyes Viejas -subsumidos la patria y el Rey en éstas- al Fuero y Libertad, que no distan mucho si atendemos a la dimensión omnicomprensiva que los populares dan al concepto "libertad" -que puede incluir la negación del mismo sin inmutarse- y a su confesionalismo indisimulado, los socialistas pasan por las horcas caudinas de quienes marcan la agenda política con su ramplona simpleza y entran al trapo de discutir lo indiscutible. Y lo más que llegan, de la mano de su secretario de organización el inefable José Blanco, luminaria intelectual sólo comparable a Ángel Acebes, es a utilizar de manera reiterativa, cansina e inútil la fórmula del conjuro mágico, que lo mismo vale para un roto que para un descosido: la guerra de Irak. Pues entre esto y la especie de fe incondicional que a veces parecen pensar que la ciudadanía deposita en su "buenismo"y que les lleva a dar las explicaciones mal y tarde, son capaces de lograr la revitalización de la caverna patria.

(Y lo gracioso es que no deja de ser a cuenta de un ridículo elemento de arcaísmo del sistema constitucional español)

Un consejo, para finalizar: aunque ya se que es tarde, si PP-UPN reeditan una mani como la de hoy, deberían, por razones de armonía, sustituir el Libertad sin ira por el Oriamendi. Entonces si que les quedaría "bonita, alegre y hermosa" (M.R. dixit)

TEXTOS DE REFERENCIA: CE, Disposición Transitoria Cuarta; Amejoramiento del Régimen foral de Navarra, Título III, y Disposiciones adicionales primera y segunda.

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