
A mediados de los noventa, coincidiendo más o menos con la llegada del PP al gobierno de España, emergió una hornada de personajes que tuvieron a bien ponerse a escribir sobre la II República y la Guerra Civil retomando la senda marcada por los justificadores, consejeros áulicos y apologistas franquistas, que adquirieron de pronto una notoriedad mediática muy notable y un éxito de ventas inusitado, lo que se explica tanto por la impericia literaria y enclaustramiento de los profesionales en la torre de marfil académica como por el innegable atractivo del género que practican, la historia-ficción ensayístico-novelesca. Más allá de la impostura metodológica, del desempeño del menester de grafómanos mequetrefes y de los problemas de tipo frenológico intentados solventar mediante la verborrea compulsiva y la escritura automática, conlleva esta práctica un riesgo de banalización de la disciplina histórica y de extensión de la desinformación a medio plazo muy improductiva socialmente. Algunos historiadores han reaccionado publicando obras divulgativas para desenmascarar a estos logógrafos de opereta, y entre ellos se ha mostrado hasta ahora especialmente combativo el extremeño Francisco Espinosa Maestre, autor, entre otros, de El fenómeno revisionista o los fantamas de la derecha española, texto breve de carácter polémico muy recomendable a efectos de pedagogía e higiene intelectual. Anoche encontré buscando referencias de su última obra -Contra el olvido, Crítica, 2006- un resúmen en tono humorístico de los rasgos que Espinosa describía del método empleado por estos panfletarios franquistas que se dicen revisionistas:
1. Exime a los investigadores de la tediosa tarea de ponerse al día sobre el tema que se desea tratar.
2. Libera al historiador de los archivos, limitando la búsqueda, si acaso, a los más cercanos a casa y siempre a unos cuantos documentos (incluso a uno solo).
3. Sitúa en la mesa-camilla el centro de operaciones del investigador.
4. Ofrece libertad absoluta para elegir nuestras fuentes e incluso la posibilidad de prescindir de ellas a capricho o no citarlas.
5. Acaba con la absurda distinción entre fuentes primarias y secundarias.
6. Nos libra de la caduca costumbre de contrastar nuestras hipótesis con las de otros historiadores.
7. Al prescindirse prácticamente del engorroso aparato crítico propio de la disciplina histórica desde el siglo XIX se pone, por fin, la Historia al alcance de todos.
8. Acaba con la enojosa figura del especialista e implanta el principio de que la Historia está al alcance de cualquiera, incluso del que no la estudia.
9. Reduce el proceso de elaboración y edición de un libro a extremos antes inimaginables (la única limitación es la de dar un plazo de 10 ó 12 meses para que antes de sacar el próximo se venda el anterior). (Esto es inexacto: en algunos casos el plazo puede ser de 10 o 12 días, a lo sumo semanas)
10. Al saltarse todo tipo de trabas y convenciones supone una revolución en el mundo de la comunicación: los muros entre el historiador y la sociedad han desaparecido.
11. Ofrece como fruto de la investigación y de la reflexión lo que hasta la fecha no se consideraba sino mera charla de café, copa y puro.
12. Permite presentar como elaborado "discurso histórico" la ideología franquista y neofranquista.
13. Sirve de acicate para que otros "historiadores" similares salgan a la luz sin absurdos temores.
Vamos, que si no fuera porque le ganan en sordidez, me quedaba con Dan Brown.
(En la foto tenéis a Paquillo de buen rollito con su colega Adolfo...aparentemente, por supuesto, ya que si leéis a los revisionistas os enteraréis de que en realidad le estaba estrujando la mano fuerte fuerte que te cagas y diciéndole entre dientes, con su perfecto alemán: "Mira, cabo artistucho de mierda, como no lleves la democracia y los derechos humanos a la URSS en menos de un par de años me planto con una bandera de la Legión y unos requetés en Berlín en dos patás, que no acabo de evitar un golpe comunista en España y ya a vueltas con Europa, y que si se te ocurre pasar de Hendaya que sepas que será tu ruina, ojito al dato, que no me gusta tu cara, aunque te crujiré respetando escrupulosamente la Convención de Ginebra, faltaba más, y ahora te dejo que me voy a someter a una sesión de control en las Cortes de los grupos parlamentarios que han concurrido a las elecciones democráticas en el régimen pluralista que acabo de instaurar o estoy camino de hacerlo...")
1 comentario:
Gentuza como Pío Moa debería correr la misma suerte que David Irwin en Austria. Pero claro, estamos en Etiopain donde un terrorista informativo puede comenter delitos día sí y día también y seguir emitiendo bajo el amparo de los encubridores de pederastas. Por cierto, que el angelito Moa perteneció a los GRAPO(no comment).
En la foto falta Serrano Súñer (por cierto, fallecido a los 100to y pico años) el cual al menos tuvo la decencia de reconocer abiertamente el verdadero objeto de esa entrevista y las sinceras palabras que el Führer dedicó a nuestro Generalísimo: "prefiero que me arranquen dos muelas de cuajo a tener que volver a entrevistarme con este tio" -ya se sabe que Pacorro no era lo que se dice un gran orador-)
Aunque evidente, no es baladí dejar de comentar que la doctrina Moa-Vidal se está extendiendo peligrosamente: ahora resulta que la democracia se la debemos al franquismo. No me apetece extenderme en comentar las interpretaciones obscenas que realizan de ciertos hechos para llegar a tal conclusión. Eso lo dejo para otro día. Pero que gente mas o menos instruida llegue a tales afirmaciones es lo realmente preocupante (he llegado a escuchar que el franquismo en tanto régimen "paternalista" estaba tutelando a la sociedad española, inmadura ella, hasta que las condiciones necesarias para que la democracia triunfase, se diesen. Cágate (pero pa dentro)
Besitos.
R.
Pd: una verdadera pena tu "interruptus" del otro dia tio. Estuvo muy gracioso.
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