Al volver del exilio en Francia en 1977 Julián Millán Donoso, natural de Puebla de Alcocer (Badajoz), se instaló en la localidad gerundense de San Pedro Pescador, pequeño pueblo a orillas del Fluviá rodeado de ricas huertas y los arrozales de las marismas del Golfo de Rosas. Por qué decidió establecerse en ese lugar en vez de volver a su tierra natal a la que se sentía muy vinculado es algo que nunca llegaré a conocer, pues falleció hace mas de veinte años siendo yo todavia un crío que apenas si sabía hablar. Especulo con que cierto recelo y desconfianza heredada de una experiencia dolorosa le aconsejaba no alejarse mucho de la frontera.
El pasado año, al volver de Italia, mi padre nos llevó a ver el que había sido el lugar de residencia de su tio durante sus ultimos años de vida, y quedé prendado inmediatamente de aquello. El mar siempre me ha impresionado demasiado como para poder apreciarlo libre de los temores que en mi despertaba, y en lo que se han convertido una gran parte de las playas del levante español no me da otra cosa que dentera. Pero St Pere es un lugar especial. No se yerguen aberraciones de cemento en sus costas, ni sus calles han padecido la uniformizadora y triste mutación que acompaña al turismo de masas. El mar calmo y las pequeñas dunas de una playa con arenas despejadas y no amenazadas por la deglución voraz inherente a los delirios urbanisticos tan de moda hoy dia se hacen familiares incluso para un hijo de este sufrido milagro eternamente inconcluso en medio de un páramo castellano que es Madrid, capital de la gloria. Es, quizás, uno de los dos o tres unicos lugares en los que realmente podría estar sin repetirme una y otra vez aquella verdad de Baudelaire: siempre pienso que seria feliz alli donde no estoy
(Y si creo que mi lugar eres tu y permaneces fugitiva, al menos podrías darme el numero de ACNUR)
28.10.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario