En menos de un año tres obras de teatro han sido retiradas de la cartelera madrileña: Me cago en Dios, de Iñigo Ramírez de Haro -primo, por cierto, de la autocalificada "liberal" doña Esperanza Aguirre, presidenta de la CAM y que se dice asidua lectora de narrativa portuguesa, especialmente de la Premio Nobel Sara Mago (sic)-; La Revelación, de Leo Bassi; y Lorca eran todos, de José Rubianes. La razón se encuentra en las amenazas, coacciones, extorsiones y violencia directa contra los autores, promotores y espectadores de estos montajes, llevadas a cabo por grupos de extrema derecha, apoyados, instigados y jaleados desde micrófonos episcopales y, lo que es más grave, sibilinamente secundados desde algunas de las instituciones con presencia en la capital y controladas por el Partido Popular. En Madrid, es triste tener que reconocerlo pero necesario para expresar asi la denuncia de las actitudes antidemocráticas presentes en mi ciudad y consentidas desde determinados ámbitos de poder político y mediático, la libertad de expresión está amenzada y el espacio público se ve asaltado por los paladines del reaccionarismo, los abanderados de la sotana tridentina y pretendidos heraldos del fascismo resurgido.
Con motivo de las fiestas municipales de la ciudad de Barcelona se suscitó una viva polémica a propósito de la persona encargada de realizar el pregón. La persona elegida fue Elvira Lindo, escritora madrileña. Esta designación enfureció a sectores nacionalistas encabezados por ERC y organizaciones afines, disconformes con que una castellanoparlante pronunciara el discurso inaugural de las fiestas en "la capital de la lengua catalana". Unos pocos centenares de personas abuchearon a la escritora durante el acto.
Artur Mas, presidente de la conservadora y nacionalista moderada coalición CiU y candidato a la presidencia de la Generalitat de Catalunya rechazó hace pocas jornadas realizar un debate en castellano con el otro candidato favorito en las encuestas, el secretario general del PSC José Montilla, aduciendo que el ámbito al que afectan dichos comicios es Cataluña y por tanto carece de sentido emplear otra lengua distinta a la "propia del país".
Es lamentable que el nacionalismo catalán de distintos grados esté escorándose cada vez más hacia presupuestos y proclamas que lo único que denotan es un provincianismo estrecho, acomplejado y cerrado, que pretende subvertir la realidad sociológica y constitucional de una Cataluña bilingüe por la pretendida pero imaginaria de la Cataluña exclusivamente catalana o a lo sumo multicultural: no es multiculturalismo, no hay culturas distintas que convivan, sino que la cultura catalana contemporánea es bilingüe, catalana y castellana, y lo que se pueden distinguir son tradiciones distintas o corrientes diferenciadas dentro de esa cultura, como por otra parte en cualquier otro lugar, haya o no más de una lengua en que se manifieste. Al igual que me sucedía con Madrid, mi ciudad, también me apena que Barcelona, como capital de Cataluña, sea el escenario en el que representan su peligroso número quienes están dispuestos a sacrificar al menos la mitad del rico patrimonio cultural de su tierra con tal de acomodarla a sus intereses partidistas.
L. Althusser, el gurú del marxismo estructuralista occidental (zzzzz), señalaba que una ideología es un "sistema-que posee un rigor y una lógica propios-de representaciones (imágenes, mitos, ideas, o conceptos según los casos) dotado de una existencia y de una función histórica en el seno de una sociedad dada". Esta definición tiene la virtud de señalar el aspecto fundamental que es la "funcionalidad" de las ideologías, lo que las vincula a un tiempo determinado, en el que pueden responder a las necesidades y desafíos presentes en la sociedad del momento en el que se desarrollan. La realidad que pueden pretender conformar los seguidores de ideologías tales como los epígonos del fascismo español que actúan en Madrid o los nacionalistas reduccionistas que se desenvuelven en Barcelona obedece a mundos de ayer y dista de ser útil y positiva para una sociedad democrática, libre, autodeterminada, abierta, laica, de progreso y con la vista puesta en el futuro como la española de hoy, necesitada de muchos cambios y reformas, por supuesto, pero que nada tienen que ver con disputas identitarias ni definiciones falsamente unívocas del ser de nada.
7.10.06
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1 comentario:
Si sólo fuese cosa de una obra de teatro o un discurso en unas fiestas, estaríamos salvados.
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