
Pierce Brosnan se ha redimido para mi después de interpretar a Julian Nobel. Menudo personajillo este asesino a sueldo con crisis existencial, borracho, omnisexual, deslenguado, mentiroso, grosero y despreciable en general. Para que veais:
-¿Qué quieres, -le dice el intermediario al que expresa su cansancio y la posibilidad de retirarse- acabar dedicándote a follarte a niñas detrás de los quioscos de chucherías?
-Eso no suena nada mal...
O esta otra perlita:
-Los margarita en México saben mejor que en ningún otro lugar -le dice el personaje de Kinnear, un tipo que trata de sacar adelante su incipiente empresa y que inicia una charla de bar de hotel con Nobel.
-Si, los margaritas y las pollas.
(Después le pide excusas y le aclara que se trata de una expresión cortaconversaciones que utiliza a veces)
Y una más:
-Me encantan esos países tan húmedos y con tanto calor. ¡Si hasta los tíos parecen tías! ¡Es la hostia!
A lo mejor os parece demasiado grueso o vulgar, pero pensad que no es otra cosa de lo que va en realidad Muerte en Venecia, de Thomas Mann: por mucho rollo de platonismo que se le quiera meter, a Aschenbach con el polaquito Tadzio le sucede lo mismo que a Julian Nobel con los filipinos.
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