Como un amigo se lamenta de no conocer el canon de belleza de la antigüedad grecorromana y cree no poder superar esa ignorancia porque le repelen los museos de arte antiguo y arqueológicos, siente grima ante la idea de acercarse a los criterios estilísticos de Winckelmann y le parece inconcebible estudiar algo fruto de épocas posteriores al siglo XVIII, pues la contemporaneidad "perdió las formas y lo echó todo a perder", yo, ajeno a la Historia del Arte pero atento y sensible morbosamente a lo bello y considerándome un buen amigo le muestro lo que concibo como "belleza clásica".
Pensaba alargar este post, pero me cierran la biblioteca y el videoclub. Más tarde.
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