La cita de Wilde que lucía como lema de uno de los más curiosos locales de Edimburgo que visitamos, el Brass Monkey, servirá como referencia para ilustrar a vuela pluma mediante unas pocas imágenes de las muchas que tomé -539 fotografías- mi reciente visita a la capital escocesa.
Este primer capítulo va dedicado a nuestros magníficos anfitriones, Andrés y Viru, a cuya altura como huésped no me atrevo a situarme y espero que puedan disculpar esta falta de reciprocidad.
Un abrazo para ellos.
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