
Para no perder las malas costumbres anoche llegué tarde al encuentro con unos colegas por demorarme en menesteres fuera de plazo, que entre otros pasaron por leer a mi madre un poemita de mi medio tocayo Pessoa. El poema es el que sigue:
A nada imploran tus manos ya cosas,
ni convencen tus labios ya parados,
en el ahogo subterráneo
de la húmeda impuesta tierra.
Sólo quizá la sonrisa con que amabas
te embalsama remota, y en los recuerdos
te yergue cual eras,hoy
colmena putrefacta.
Y el nombre inútil que tu cuerpo muerto
usó, vivo, en la tierra, como un alma,
no recuerda. La oda graba,
anónima, una sonrisa.
(Odas de Ricardo Reis)
Y en estas mi crianza villaverdina irrumpe en el éxtasis poético cuando, al concluir su lectura, comento: "Joder, madre, es flipante..¿no te resulta acojonante la forma de hablar a la churri muerta?"
Va a tener razón mi colega vitoriano cuando la semana pasada nos dijo a Isa y a mi durante el almuerzo: "Hay que ver que sois macarras los de Madrid".
3 comentarios:
Sin duda un poema perfecto para recitarle a una madre...
joder tio, que conversaciones tienes que tener con tu madre...
Traer hijos al mundo para esto...
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