20.8.06

Tito Eastwood en plan marcial


Un retortijón sentí la otra tarde leyendo lashorasperdidas.com. Al volver del retrete y seguir con la faena me enteré de que a finales del otoño el gran Clint estrenará dos películas sobre la batalla de Iwo Jima, desangelada y minúscula isla situada al SE del archipiélago de Japón y al norte de las Marianas donde entre febrero y marzo de 1945 se repartieron hostias como panes yanquis y nipones. La guerra es algo horrible por lo que supone de constatación de un fracaso, pero a la que en muy contadas ocasiones no queda más remedio que concurrir. No me parece que exista una belleza ni ningún tipo de nobleza en ella; sin embargo es interesantísima en muchos aspectos. Y el cine bélico me encanta, sobre todo el que representa la madre de todas las contiendas, la Segunda Guerra Mundial. Doy palmas con las orejas de tan contento que estoy ante lo que me espera con Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima, el retrato de la batalla desde la perspectiva norteamericana y japonesa, respectivamente.

P.s.: para los interesados en un relato atento a los detalles militares del conflicto recomiendo La guerra que había que ganar, de Williamson Murray y Allan Millet, y para los más indagadores morbosillos El mito de la guerra buena: Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, de Jacques Pauwels.

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