2.3.06

El estallido del Tercer Mundo

Antonio Millán


El crecimiento económico en los países industrializados durante las décadas de 1950 y 1960 se basó en el nivel relativamente bajo de los precios de los alimentos, de las materias primas y de la energía. Durante ese período los precios relativos en el mercado mundial de los productos primarios cayeron con respecto a los precios de las manufacturas. Esta situación generó tensiones en la economía mundial desde comienzos de la década de 1960. Se combinó una alta demanda de energía, alimentos y materias primas en los países industrializados con problemas de pagos en el Tercer Mundo; un bajo nivel de precios de productos primarios era incompatible con las necesidades de las economías en vías de desarrollo.
Sin embargo, los exportadores de bienes primarios fueron capaces de aumentar la inversión industrial aun en un contexto de relación de intercambio desfavorable. Lo hicieron a través de tres mecanismos:
a) Mediante capital extranjero
b) Estrategias ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones)
c) Aumentando el déficit de su balanza de pagos.
Las estrategias ISI no fueron tan efectivas como se esperaba. El proteccionismo y mercados limitados fueron el resultado de una carencia de competitividad internacional de los productos industriales del Tercer Mundo. El requerimiento de importar para proceder a la industrialización junto con la incapacidad para exportar agravó el estado de la balanza de pagos y empujó a los exportadores primarios a una creciente deuda exterior.
A principios de los setenta la situación era insostenible, lo que dio lugar a un alza drástica de la RI (relación de intercambio) de los productores de energía, alimentos y materias primas-el precio de los alimentos y materias primas se duplicó entre 1971 y 1976, mientras que el del petróleo se multiplico en ese mismo intervalo por 4’5
En esos momentos la banca privada transnacional adoptó una excepcional permisividad financiera en cuanto al acceso al crédito externo por parte de algunos países subdesarrollados. Estos préstamos tenían tres características:
1. Los tipos de interés eran variables -a principios de los setenta eran muy bajos, lo que facilitaba las decisiones de endeudamiento.
2. La moneda de denominación de las operaciones eran dólares estadounidenses.
3. Los plazos eran relativamente más cortos que los periodos de maduración de muchas inversiones.
Ese fácil y barato acceso al crédito externo permitió a los países en desarrollo mantener un ritmo apreciable de crecimiento de las importaciones(necesarias para llevar a cabo su industrialización: adquisición de bienes de equipo) y una tasa de crecimiento económico superior a la de los países industrializados, pero también situó el volumen de deuda externa en magnitudes peligrosamente elevadas. La atención del servicio que esa deuda generaba (pagos de principal e intereses), además de comportar magnitudes crecientes de los ingresos por exportaciones, era excesivamente dependiente del comportamiento de variables externas a esos países deudores (tipo de cambio del dólar y tipo de interés, fundamentalmente). El mantenimiento de ese ritmo de crecimiento económico dependía progresivamente del ahorro externo y de la contribución de éste al incremento de las exportaciones de los receptores.
Entre 1973 y 1982 la deuda externa de los países en desarrollo no exportadores de petróleo llegó a multiplicarse por cinco.
En los países industrializados, al cambiar de signo la RI de los bienes primarios respecto a las manufacturas, se produjo un encarecimiento en la producción de bienes industriales, generando la crisis industrial de 1972-73; al menos en el caso del fuel el fenómeno es evidente: al aumentar el precio del petróleo se incrementaron los costes de las producciones industriales, lo cual condujo a un estancamiento industrial con inflación.
El segundo “golpe” de los precios del petróleo en 1979 llevó a los países más desarrollados a la recesión. Obsesionados con el objetivo de terminar con la inflación, los gobiernos adoptaron generalmente políticas monetarias restrictivas con altos tipos de interés y reducciones en el gasto público; los resultados serían desempleo, crecimiento limitado y depresión estructural en aumento (políticas de ajuste: elevar los tipos de interés para retirar dinero de la economía, de manera que cae la actividad, aumenta el paro, disminuye la demanda y se contiene la inflación). Esto crea en 1981 y 1982 un entorno para los países deudores en el que el descenso de la demanda de importaciones coexistiría con reducidos precios en términos reales de tales exportaciones y elevados tipos de interés reales. Hubo caída en los precios relativos de las materias primas, lo cual supuso, en términos reales, que los niveles de 1982 fueran los más bajos de los alcanzados después de la II Guerra Mundial.
Las razones de fondo explicativas del persistente deterioro de los términos de intercambio para el mundo subdesarrollado, esto es, de la evolución relativa muy desfavorable de los precios de los productos primarios de exportación respecto a los precios de los productos manufacturados de importación, están relacionadas con:
- El menor dinamismo de la demanda externa de dichos productos primarios en el comercio internacional.
- La muy inferior organización de los oferentes de dichos productos, en situaciones de mercado en las que compiten fuertemente entre sí, ante una mayor cohesión por el lado de la demanda, que incluso llega en ocasiones a alcanzar el nivel de monopsonio.
- La notable incidencia de las innovaciones tecnológicas en los países centrales, que están logrando constantemente sustituir productos primarios de origen natural por otros sintéticos, convirtiéndose además –con unas agriculturas fuertemente protegidas, como es el caso de la política agrícola comunitaria europea- en importantes oferentes de productos básicos en el comercio internacional.

Por otro lado, el importante incremente de los pagos por el servicio de la deuda está ligado al alza de los tipo de interés internacionales, elemento éste que fue central en la política económica de la Administracion norteamericana de Reagan como medio de captar el ahorro externo que permite financiar el monumental déficit público y comercial de los EEUU, así como su propia reestructuración tecnológica e industrial frente a sus competidores alemanes y japoneses, logrando con ello –de paso- la revalorización del dólar en los mercados financieros internacionales (al elevar la demanda de dicha moneda en los mismos)
La fuerte apreciación del dólar (moneda en la que gran parte de la deuda estaba denominada) hasta febrero de 1985, además de contribuir a la reducción del precio de las exportaciones en esta moneda, incrementó sustancialmente el coste efectivo de la deuda. El resultado no fue otro que unas enormes dificultades para cumplir con las obligaciones de la deuda asumida.
El endeudamiento en exceso de la capacidad actual y futura para atender el servicio de la deuda, la ineficiente utilización de los recursos internos y externos, el erróneo cálculo de los riesgos asociados al endeudamiento a tipos de interés variables, la reexportación de capitales desde estos países a los países desarrollados, etc, son factores igualmente importantes(estas serían causas internas, además de las externas señaladas anteriormente). Aun con esquemas de política económica dispares en el conjunto de países deudores, el denominador común de todos ellos fue el exceso de dependencia de la financiación crediticia externa como factor clave del crecimiento de tales economías.
Cuando al comienzo de los 80 los tipos de interés también superaron en ritmo de crecimiento al de las exportaciones, la deuda y su servicio se hizo insostenible para muchos países.
Resumiendo:
1.En los setenta el alza de precios de las materias primas y la multitud de préstamos concedido por la banca internacional acercaron a los países en vías de desarrollo al sueño de la industrialización. En estos países se intentó transformar la agricultura (mecanización, empleo masivo de fertilizantes, etc, todo ello de manera incontrolada y con un gran impacto ambiental). Las ciudades crecieron, recibiendo la población desempleada del campo, que los estados esperaban incorporar a la industria.
2.En los ochenta, tres hechos acaban con los sueños de desarrollo para la mayor parte de estos países:
- Caída de precios de las materias primas(apreciación del dólar y búsqueda en los países desarrollados de productos sustitutivos sintéticos más baratos)
- Los países desarrollados adoptan políticas contra la inflación que suponen una subida de los tipos de interés, lo que afectó a los préstamos –a interés variable- contraídos por los países exportadores de productos primarios. Occidente no exporta ya al Tercer Mundo los productos necesarios para su industrialización porque éstos no tienen con qué pagar.
- La población trasladada del campo a la ciudad y que no se puede incorporar a una industria que no se puede desarrollar tampoco puede volver ahora al campo, ya que se han cambiado las formas de agricultura tradicional (además de la quiebra del modelo estatal, lo que se tratará aparte)
3. En los 90 se produce una diversificación de trayectorias en estos países, en función del tipo de materias primas que se tienen y se pueden exportar y de la capacidad de los estados para subsistir tras la crisis de los ochenta.

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